viernes, 3 de junio de 2011

Ciudadanos huachos


A poco andar parece ser que esa sensación que se olfatea en el aire tiene por fin un correlato en las mediciones sociales que generan revuelo y que en teoría debieran cambiar en cierta medida la conducción de Gobierno. En honor a la verdad, debieran cambiar el arte de de hacer política y hacer descender a los dioses del Olimpo para escuchar el clamor popular: somos ciudadanos huachos.

Tenemos un gobierno con las más alta tasa de desaprobación obtenida hasta ahora (56%) y poco o nada parece dar esperanzas de un repunte magistral. Obstinado, como niño de dos años el gobierno no escucha y solo ve lo que quiere ver, haciendo caso omiso a una evidencia: los chilenos aprendimos a diferenciar lo que es crecimiento de lo que es desarrollo.

Nuestro país presenta buenas tasas económicas, reponiéndose con rapidez a los efectos del terremoto, pero a los chilenos eso ya no nos basta. La intolerancia a la desigualdad, los temas ecológicos, las promesas incumplidas con respecto al postnatal, al matrimonio homosexual, el desprecio a los pueblos originarios, sumado a un Presidente que se caracteriza por ser poco asertivo en sus declaraciones, indignan al ciudadano medio, aun cuando éste o ésta, no sea un ser politizado.

Estas demandas que son lideradas por movimientos que defienden valores post-materiales, los cuales generan alianzas transversales que no distinguen, en caso de haberlas, casa políticas, se conforman como mega bloques que potencian su actuar con el uso de TIC en un país que tiene buenos índices de e-readness en la región.

Este descontento, sin embargo, no es capitalizado tampoco por la oposición que aparece tan o más lejana en la misma encuesta (65% de desaprobación), lo que no puede sino constatar que no solo lo han hecho mal, sino que lo siguen haciendo igual de mal y , al igual que el gobierno, la posibilidad de mejorar el performance se ve poco probable.

Somos ciudadanos huachos, de tomo y lomo, de buenas a primeras, de lejos y de cerca. No aparece el mesías. El tablero de ajedrez tambalea y los peones “acampan” achoclonados exigiendo que no les prometan lo que no cumplirán, que no ofrezcan lo que no darán porque estamos conectados, porque estamos chatos y en una de esas, al igual que los españoles, pasamos de ser huachos a ser huachos indignados.....en una de esas.


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