Valoro el trabajo de los operadores que se organizaron a pesar de las amenazas y del temor a perder el trabajo, en una democracia frágil en la que los ciudadanos con debilidad pueden ejercer los mecanismos para obtener información o exigir a la autoridad que se cumpla la palabra que el Estado empeñó a través de un convenios con las universidades implementadoras.
Honor y gloria a Karen Jerez y María Lucero, compañeras de luchas de años, que expusieron muchas veces el pellejo por sus compañeros y sus comunidades para defender el derecho a que sus barrios y los de sus compañeros operadores (incluso de los que no movieron un dedo por miedo o desidia) pudieran entrar a la Sociedad Red, tan esquiva para los más excluidos.
Honor y Gloria para aquellos que no puedo mencionar su nombre, porque lucharon en silencio para no recibir represalias.
Honor y Gloria para Jesús Alonso y a Mauricio Torres, que lucharon siendo operadores y que cuando se fuero siguieron apoyando. No fueron los únicos, fueron muchos más.
Honor y Gloria a quienes pedían que los ayudaran a hacer cartas para enviarlas a sus diputados, alcaldes, concejales, SEREMI, medios locales. A los que pidieron firmas en el barrio para defender el telecentro.
Honor y Gloria a los dirigentes de los CVD que se sacaron la cresta por defender su telecentros. A mi amiga Gladys Velásquez que me acogió en su barrio.
Agradezco a los diputados y senadores que nos dieron su apoyo, a los amigos de Venezuela, de Colombia, de España, de India que nos dieron su apoyo y ánimo para no rendirnos.
Agradezco a mi familia, que me apoyo y entendió que esta defensa era justa y necesaria.
Agradezco a nuestros amigos de Chile, a todos aquellos que nos dieron datos, estrategias y que nos animaron a seguir adelante.
Agradezco a los operadores que me dejaron hacer pruebas pilotos en sus telecentros, a costa de recibir sanciones por trabajar conmigo una vez que fui despedida, comprobando así de modo empírico todo lo que se puede hacer en un telecentro, aunque SUBTEL no mueva un dedo para hacerlo.
Agradezco la hostilidad de la Subtel, sus portazos y descalificaciones. Los agradezco porque solo gracias a ellos surgió gente valiente que no aceptó un NO como respuesta, porque solo gracias a ellos y su inercia resurgieron ciudadanos nuevos que conocen caminos antes no explorados para incidir, porque perdieron el miedo a pedir una reunión en un ministerio para pedir apoyo, porque aprendieron a establecer redes internacionales de apoyo, porque poco a poco son más los que se dieron cuenta que si se organizan no estarán a la deriva de un gobierno que cierra las puertas, sea este o cualquier otro.
Agradezco a los amigos del Gobierno que no trabajan en la Subtel por su ayuda anónima en pos de una causa de Estado. Ellos de cierta forma también arriesgaron su pellejo con su ayuda.
Agradezco a los que a mitad de de camino se rindieron y dieron un paso al lado, porque su aporte también fue valioso.
Pero agradezco sobre todo, a los que no se rindieron, a los que lucharon años, porque ellos/as, y solo ellos/as tienen lumbre inapagable.
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